Esta es la época de las despedidas, de los sueños cumplidos y de los sueños rotos. De los deseos y de los agradecimientos. Es la época donde recordamos todo el año que pasó y hacemos un balance, rescatamos lo bueno para recordarlo por siempre y lo malo para intentar que no se repita. Es cuando pensamos en las personas que nos acompañaron otros 365 días más y las evaluamos segun su calidad, seguimos descubriendo nuestros verdaderos amigos y dejamos atras a los otros. Nos alegramos al pensar en los seres que nos llenaron el alma de felicidad y nos emocionamos al pensar que haríamos si algún dia nos faltaran. 
Es la época de los regalos, del arbolito de navidad y de sus luces. 
Para mí las luces son muy importantes; a veces se apagan por un rato, otras veces prenden y apagan muy rápido, también cambian de colores o de ritmo. Yo pienso que las luces son como el alma; que cuando esta triste se ve apagada, pero puede llenarse de felicidad y encenderse muy rápido. Otras veces se vuelve gris, pero cuando la abrazan cambia de color. 
Pero al igual que las lucesitas, el alma nunca deja de brillar.