Abrigué cada penuria que me confiabas, y en mis entrañas, te ganaste un buen lugar
conocí cada rincón de aquella alma, que se distingue por su eterna inmensidad
Sin quererlo y de rebote, nos encontramos incendiándonos y dando luz a aquel placer
que transmutó Martes opacos, por barnizarlos de un delirio extremo que se activa en tu sommier
El amor fue tan bien hecho, que infinitas son las gracias que nos concederá
desnudé, por fin, al ángel que erotiza con caricias de la más bella suavidad
Reflexiono, y esta vez, me maldigo
por jactarme, cada tanto, de ser algo desdichado
debería reconocer que yo he sido, aquella tarde en ese patio, un muchacho afortunado...
por robarte una sonrisa, con la prisa de un diablo intratable
por hacerte parte mio, y en un descuido desnudar a este ángel.