Pero la mejor mirada no es la que se nos niega, sino esa mirada que no vemos, la que ignoramos distraídamente. Esa mirada inesperada, fuera de todo cálculo, esa mirada que nos ve cuando no nos sentimos mirados y por lo tanto nos mostramos mejor. Una mirada capaz de atravesar la máscara y ver lo que hay detrás.
Somos esclavos de esa mirada, porque todos somos luces apagadas que solo se encienden cuando alguien nos mira.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Todas las palabras nos llegan al alma, pero prefiero recordar aquellas que hacen caricias.
Gracias por tu comentario ♥